LA SEMILLA DE LA GRANDEZA

Al nacer, todos llevamos la Semilla de la Grandeza en nuestro interior. Así, si la plantamos en un suelo rico en nutrientes y le damos el agua, la luz y el calor adecuados, dicha semilla alcanzará las cotas de grandeza para las que fue concebida.

De ese modo, cuando una persona es acompañada por otros en el camino a su propio desarrollo y recibe una educación orientada a hacer crecer su mente, su corazón y su espíritu, es capaz de conectar con fuentes de inspiración que le recuerdan el verdadero potencial de su naturaleza. No está hecha la vida para transitarla solos.

El paso del potencial a la realidad, en términos terrenales, implica hacer. Implica traducir a acciones concretas y específicas los dones que nos han sido concedidos, para ponerlos al servicio de cualquier problemática que nos rodea, de cualquier persona que nos necesite.

En definitiva, somos lo que hacemos. Y ¿Aquello en lo que ponemos nuestra energía, nuestra ilusión y nuestro talento es algo que deja huella? ¿Es algo que importe y que, aunque sea algo pequeño, sirva para mejorar nuestro entorno?¿Es algo que le de sentido a nuestra vida?¿Cómo somos capaces de conectar lo que hacemos con lo que somos?

Nuestra #MarcaPersonal es el reflejo de esa huella que dejamos en otros. Es algo memorable que perdura a lo largo del tiempo porque genera emociones y sentimientos muy potentes. Es algo que procede del interior, es, sencillamente,… TÚ, y es ejemplo de vida.

Desde la coherencia entre lo que dices y lo que haces, siéntete orgulloso por ser semilla y abono para que otros también inicien un camino de descubrimiento de esa huella, su propia huella, que todo impregna a nuestro alrededor.

En un mundo plagado de mediocridad, que la búsqueda de tu grandeza al servicio de otros, sea tu principal fuerza motriz.

Semilla de Grandeza

¿CAFÉ?

Cuando tienes CONOCIMIENTOS, una ACTITUD adecuada, FORTALEZAS y EXPERIENCIA, que las cosas sucedan es cuestión de tiempo y de llevar a cabo las ACCIONES CORRECTAS.

Hay mucho talento, pendiente de definir un objetivo claro, cómo activarse para ponerse en marcha y qué vías va a utilizar para ser visible.

DECIDE Y ACTÚA

Arranca el último cuatrimestre del año. Tras el periodo estival, tras el descanso vacacional, parece que volvemos con las pilas puestas, dispuestos a comernos el mundo.

Si los meses anteriores te ha ido bien, estás convencido de que la inercia y la fortuna harán que remates un año excelente. Si la cosa no fue como esperabas, tienes el convencimiento y el deseo de que la última parte del año cambiará tu suerte y supondrá un punto de inflexión propicio para generar oportunidades y nuevos proyectos de éxito. Tal es la magia de la “vuelta al cole”.

Sea como fuere, tanto si, hasta el momento presente, te ha ido bien, mal o regular, lo cierto es que está en tu mano hacer que, lo que está por venir, supere tus propias expectativas.

Así, si quieres apostar «a caballo ganador» y quieres tener un cierre de año brillante, aplícate la Regla D-D-A: Despierta para tomar Decisiones conscientes, afina el olfato para conectar con Decisiones correctas y aplica a ambas una Acción consistente y perseverante.

¡¡¡A por todas!!! 😉

DECISIONES Y ACCIÓN

CAMPEÓN EN ESFUERZO: ESFUERZO DE CAMPEÓN

De un tiempo a esta parte, da la sensación de que vivimos en una Sociedad centrada en la obtención de resultados inmediatos. Una Sociedad impaciente que nos apremia a alcanzar, cuanto antes, cotas más y más altas en nuestro desempeño. Tanto en el plano personal como profesional.

Vivimos rápido, muy rápido, y apenas somos conscientes de cómo suceden las cosas a nuestro alrededor. No llegamos ni a saborearlas mientras estamos en la tarea, ni a disfrutarlas cuando las hemos alcanzado.

La idea de madurar, de construir poco a poco, de hacer que las cosas, las relaciones o los logros se cocinen a fuego lento, parece reservada a personas de otro tiempo o a personas más ligadas al milenario arte de la meditación y de la vida contemplativa. El resto de mortales, los que nos batimos el cobre a diario, los que nos pasamos el día corriendo de un lado para el otro para poder llegar a todo, estamos absolutamente desbordados por una ingente cantidad de estímulos que nos presionan con conseguir cada vez más cosas, y, además, cada vez más rápido.

Este ansia por conseguir resultados en el corto plazo nos ha hecho olvidarnos del camino, del esfuerzo necesario para mejorar y crecer, a cambio de llegar cuanto antes a destino.

La gran paradoja es que, aquellos que han conseguido alcanzar resultados por encima de la media en su campo de actuación, aquellos a los que podríamos llamar «campeones» de lo suyo, aquellos que son tan admirados como envidiados por sus logros, lo han conseguido a base de currárselo a solas, mientras repetían una y otra vez los entresijos de su disciplina y mejoraban con cada gota de sudor.

En la vida no hay atajos, tal y como nos muestra la madre Naturaleza. Todo tiene un proceso de desarrollo mientras se forja y se perfecciona a base de encadenar un aprendizaje al siguiente.

Así, cada aprendizaje vivido en primera persona, al margen de la galería, basado exclusivamente en una práctica intencional, nos acerca, cada vez más, a nuestro propósito, cualquiera que sea.

Abstráete, de vez en cuando, de cuanto sucede en el mundo para conectar con tu propio ritmo y la determinación necesarias para convertirte en un campeón en esfuerzo. Tal vez este impulso te convierta en un CAMPEÓN, con mayúsculas.

SI LO PUEDES SOÑAR, LO PUEDES HACER…

Diferentes doctrinas de la excelencia personal aseguran que nuestro mundo interior crea nuestro mundo exterior. Es decir, antes de hacer algo, previamente lo hemos creado en nuestra imaginación y, a continuación, lo hemos plasmado en el mundo «real». Imagina un arquitecto que primero visualiza un proyecto, a continuación lo «dibuja» y, finalmente, lo ejecuta.

No obstante, son muchos los que no salen de ese fantástico mundo interior, donde todo es posible, y se dedican a «vivir» desde dentro lo que nunca plasman fuera. Personas que, permanentemente, sueñan con cómo les gustaría vivir, cómo les gustaría ser o con quién querrían compartir su vida, pero que no dan un paso más allá.

Si de verdad quieres construir un futuro «cierto», empieza por remangarte y trata de convertir esos pensamientos positivos, esos anhelos de futuro, esas buenas intenciones, etc., en acciones concretas, tangibles. Es más probable que el desenlace final al que te diriges se cumpla si te pones a ello con toda tu energía que si te recreas en imaginarlo una y otra vez.

La perseverancia, el compromiso, la determinación y el esfuerzo son complementos necesarios para domar la voluntad. Si lo puedes soñar, lo puedes hacer, pero debes querer.

Crear vs Imaginar

BALA O VELOCIDAD

Dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo a mejorar en todos los niveles: Más formación, más habilidades, más conocimientos, mejores contactos, una imagen más adaptable y atractiva, fortalezas diferenciales, etc. En definitiva, dedicamos mucho de nuestras vidas a construir/ser una «bala», bien afilada y sólida. Capaz de todo.

Si bien la solidez de la bala es un aspecto crítico, el impacto generado no se debe tanto a la dureza de la propia bala como a la velocidad a la que viene. Incluso un pequeña piedra puede llegar a romper la luna de un coche si, una u otra, va a la velocidad suficiente. Del mismo modo, hasta la bala más fuerte apenas crea «daño» si es lanzada con la mano o su impulso es casi nulo.

Así, además de construir la bala más potente que puedas, no olvides la importancia de la velocidad y la energía que necesitas para lanzarla con la mayor fuerza posible. La fuerza que te haga llegar a tus objetivos, que te propulse con la suficiente «violencia» como para impactar de manera significativa. En definitiva, no te olvides de la MOTIVACIÓN que necesitas para mover todas tus capacidades. Esa, verdaderamente, es la que marca la diferencia.

Bala vs Velocidad

EXPERTO EN MIEDO

Todos somos seres humanos únicos e irrepetibles. Nuestra historia personal, nuestros conocimientos adquiridos a lo largo de nuestra vida, nuestra educación, nuestra cultura, lo que hemos aprendido y a quien hemos conocido nos han configurado como las personas que hoy somos. Esencialmente diferentes.

En esta travesía, nos hemos ido pertrechando de habilidades y talentos que nos han configurado como personas capaces de hacer bien algunas cosas. Eso sí, unas mejor que otras.

Si bien nos llegamos a conceder la consideración de personas aptas, válidas para ejecutar, de manera aceptable, las tareas a las que nos enfrentamos a diario, también solemos tender, en un buen número de ocasiones, a sentirnos incapaces de obtener un resultado «digno».

De ese modo, con más frecuencia de la deseable, solemos sentirnos atenazados por nuestros propios miedos a la hora de desplegar nuestras habilidades y capacidades, en vez de dar rienda suelta a nuestra pericia y disfrutar de un camino y unos resultados excepcionales.

Deja que el «experto» que hay en ti se centre en tu pericia, no en el miedo a desplegarla.

Experto en el miedo