Al nacer, todos llevamos la Semilla de la Grandeza en nuestro interior. Así, si la plantamos en un suelo rico en nutrientes y le damos el agua, la luz y el calor adecuados, dicha semilla alcanzará las cotas de grandeza para las que fue concebida.
De ese modo, cuando una persona es acompañada por otros en el camino a su propio desarrollo y recibe una educación orientada a hacer crecer su mente, su corazón y su espíritu, es capaz de conectar con fuentes de inspiración que le recuerdan el verdadero potencial de su naturaleza. No está hecha la vida para transitarla solos.
El paso del potencial a la realidad, en términos terrenales, implica hacer. Implica traducir a acciones concretas y específicas los dones que nos han sido concedidos, para ponerlos al servicio de cualquier problemática que nos rodea, de cualquier persona que nos necesite.
En definitiva, somos lo que hacemos. Y ¿Aquello en lo que ponemos nuestra energía, nuestra ilusión y nuestro talento es algo que deja huella? ¿Es algo que importe y que, aunque sea algo pequeño, sirva para mejorar nuestro entorno?¿Es algo que le de sentido a nuestra vida?¿Cómo somos capaces de conectar lo que hacemos con lo que somos?
Nuestra #MarcaPersonal es el reflejo de esa huella que dejamos en otros. Es algo memorable que perdura a lo largo del tiempo porque genera emociones y sentimientos muy potentes. Es algo que procede del interior, es, sencillamente,… TÚ, y es ejemplo de vida.
Desde la coherencia entre lo que dices y lo que haces, siéntete orgulloso por ser semilla y abono para que otros también inicien un camino de descubrimiento de esa huella, su propia huella, que todo impregna a nuestro alrededor.
En un mundo plagado de mediocridad, que la búsqueda de tu grandeza al servicio de otros, sea tu principal fuerza motriz.