DOS CAMINOS…

La vida que en estos momentos vivimos es el resultado de las diferentes decisiones que, día tras día, hemos ido tomando. Cada situación pasada nos ha exigido tener que elegir y decantarnos en una dirección o en otra. Así, cada elección que hemos realizado la hemos llevado a efecto con la sana intención de que era la mejor alternativa posible en base a la información que teníamos en ese momento.

Uno de los mayores dones que tenemos los seres humanos es la libertad interior de elegir. Es decir, no podemos elegir las circunstancias que nos rodean, muchas de las cuales nos vienen impuestas, sin embargo sí podemos elegir cómo afrontar dichas circunstancias. En otras palabras, «no podemos elegir las cartas que nos tocan en el juego, pero sí cómo jugarlas».

Así pues, si importante es la fuerza interior para responder ante el entorno, utilizando de manera sabia qué respuesta es la más adecuada a cada momento, no menos importante es elegir hacia dónde dirijo esa energía vital: ¿Cual es tu destino, la mediocridad o la grandeza?

Además de pertrecharnos con nuestra responsabilidad personal de hacer que las cosas sucedan (aquello que de verdad queremos que suceda), el siguiente paso es el camino a elegir. En ese sentido, la opción más cómoda, la más conocida, la más «segura» es la que te lleva por el camino habitual, por el camino más transitado, por el lugar en el que el riesgo es menor (o casi inexistente), por el lugar por el que la mayoría transita… Este camino está plagado de condicionamientos sociales y de planteamientos que te mantienen dentro del rebaño, adormecido, siendo uno más en la masa.

Sin embargo, en esa elección al alcance de nuestra mano, existen otros caminos: Caminos inexplorados, caminos aparentemente oscuros. Caminos inciertos que nos generan miedo y siembran dudas. ¿Qué pasaría si te salieses de la masa y decidieras elegir el camino menos transitado?¿Qué pasaría si ese camino siempre hubiera estado allí, esperándote, para crearse contigo?¿Qué pasaría si ese camino te ofreciera un argumento vital y te llevase a explorar quién eres y para qué estás aquí?

Dos caminos, muchos caminos, o sólo uno. Sea como fuere… tú eliges.
Dos caminos