MARES TORMENTOSOS

Dicen que un mar en calma jamás forjó a un verdadero navegante.

Da la sensación de que, es en las dificultades, cuando, verdaderamente, una persona se reta a sí misma y tiene la oportunidad de crecer… O de volverse más pequeña…

Son los entornos turbulentos, las situaciones adversas, las que exigen de nosotros desplegar lo mejor que somos, pues son las que nos ponen delante nuestros propios límites. Crecer, como persona o como profesional, es un proceso doloroso.

Al igual que la oruga sufre un proceso de metamorfosis que implica morir en un estado (como oruga) para nacer en uno nuevo (como mariposa), expandir nuestro SER supone transitar un camino plagado de dificultades, de mares tormentosos.

Y es en la bravura incontrolable de esos mares, en los que nuestra supervivencia pende de nuestra capacidad para evitar anegarnos de agua hasta el punto de que el lastre nos arrastre hasta el fondo. Es en nuestra lucha desmedida por achicar agua, por recoger nuestras velas, por aislar el interior, donde reside la esperanza de ver salir el sol, una vez escampe la tormenta.

Suceden muchas situaciones negativas a nuestro alrededor, a diario. Situaciones, comentarios, opiniones, informaciones, percepciones, rumores, etc… de los que debemos separarnos para salvaguardar nuestro equilibrio interior. Situaciones y personas a las que no podemos permitir ejercer un influjo tan poderoso como para determinar nuestro bienestar interno.

Así, aprieta los dientes, agarra el timón y lucha con la tormenta; Sobrevive, fórjate y conviértete en un gran navegante… Tal vez hoy el fuerte oleaje te haga zozobrar, pero no olvides que, tras la tempestad, mares plácidos te esperan…

BARCO HUNDIDO