¿EL ÚLTIMO TREN?

Si compraste la idea de que si pierdes el “último tren” te quedas en tierra, entonces eres uno de esos millones de personas que viven con miedo a vivir. Una de esas personas que prefieren no quedarse atrás ante una oportunidad irrepetible de alcanzar aquello que buscaron toda su vida.

Probablemente, eres una de esas personas que piensa que, en este momento de su vida, el Universo le presenta esa última ocasión para salir del tipo de vida en la que se encuentra. Una vida que no le llena, que no le gusta, que no se parece en nada a aquella que soñó hace años, cuando aún tenía fuerzas y ganas para ilusionarse.

¿Quién decide cuál es el tren al que has de subirte o el lugar al que debe dirigirse?

¿Qué pasaría si tuvieras tu propio medio de transporte listo y preparado para tomar un nuevo rumbo? Uno más lento, quizá, pero con destino a tu estación soñada.

No sacrifiques la urgencia de subir a un tren rápido (cualquier tren, de hecho) sin un destino claro para que te lleve lejos de aquí, por un viaje más tranquilo, más sosegado, al lugar que de verdad sueñas. Tómate el tiempo que necesites para elegir, de corazón, hacia dónde dirigir tus pasos, porque todo es posible.

Elige, primero, el lugar en el que quieres pasar el resto de tu vida y, a continuación, decide en qué medio vas a realizar el viaje. Sea cual sea, te está esperando…

El último tren

DESCIENDE A TUS PROFUNDIDADES

Pasamos nuestra vida afilando nuestras garras para defendernos de un mundo hostil. Un mundo en el que hemos tenido que mostrar nuestra presencia más “guerrera”. Un mundo en el que hemos tenido que pertrecharnos con todas nuestras armas, con el firme convencimiento de que ello nos hará más respetados y, de ese modo, los demás nos mostrarán su cariño y admiración. Cualquier cosa con tal de no parecer débiles, vulnerables, sensibles en un mundo de apariencias superficiales, donde nada es lo que parece.

Toda esa armadura necesaria para la batalla nos ha ido alejando de nuestro Ser Esencial. Tanto que, en ocasiones, ni siquiera recordamos quién es en realidad. Ése que está oculto en las profundidades más oscuras. Ése que sólo se permite salir, muy de vez en cuando, a tomar algo de aire cuando nos sentimos asfixiados de nuestra permanente lucha. Una lucha gratuita, inducida por otros, pero elegida por nosotros mismos.

Emprende el viaje de tu vida. Ése que te llevará ineludiblemente a casa; ése que te hará encontrarte contigo mismo; ése que te permitirá, de una vez, despertar del letargo a tu belleza más sutil, más poderosa.

Libera de su prisión a tu Alma. Deja descansar al guerrero. Despierta…

Desciende