¿INTÉRPRETE O COMPOSITOR?

La vida es como la música: Melodías, canciones, acordes, ritmos… Todos ellos generados en un momento de inspiración de alguien que quiso plasmar, en notas musicales, un sentimiento, un pensamiento, una sensación, una emoción, una historia… capaz de tocar el alma de sus congéneres, en cualquiera de sus manifestaciones (lágrimas, alegría, rabia, nostalgia,…)

Aunque cada uno de nosotros puede decidir interpretar la música que alguien ha compuesto, haciéndola suya, y pueda sonar realmente bien, no está sino “versionando el mensaje” de otra persona.

Por supuesto que una bella melodía merece ser propagada a los cuatro vientos para ser escuchada y disfrutada por el máximo de personas posible, sin embargo, ¿no sería maravilloso mostrar al mundo tu propia melodía? ¿Aquella que emana de ti, que expresa quién eres y que pone de manifiesto tu esencia? ¿Aquella que muestra tu autenticidad, tu mensaje, tu visión del mundo y de tu pequeño universo interior? Tal vez no vaya a pasar a la historia como la melodía más bella jamás compuesta, pero sí servirá para dejar tu legado, tu contribución al mundo. Tal vez, con que consiga derramar una sola lágrima, esbozar una simple sonrisa o provocar un fugaz baile, ya habrá merecido la pena.

Hay verdaderos maestros de la interpretación; francamente necesarios, pero también necesitamos de muchos, muchos compositores ¿te atreves?

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