LA SEMILLA DE LA GRANDEZA

Al nacer, todos llevamos la Semilla de la Grandeza en nuestro interior. Así, si la plantamos en un suelo rico en nutrientes y le damos el agua, la luz y el calor adecuados, dicha semilla alcanzará las cotas de grandeza para las que fue concebida.

De ese modo, cuando una persona es acompañada por otros en el camino a su propio desarrollo y recibe una educación orientada a hacer crecer su mente, su corazón y su espíritu, es capaz de conectar con fuentes de inspiración que le recuerdan el verdadero potencial de su naturaleza. No está hecha la vida para transitarla solos.

El paso del potencial a la realidad, en términos terrenales, implica hacer. Implica traducir a acciones concretas y específicas los dones que nos han sido concedidos, para ponerlos al servicio de cualquier problemática que nos rodea, de cualquier persona que nos necesite.

En definitiva, somos lo que hacemos. Y ¿Aquello en lo que ponemos nuestra energía, nuestra ilusión y nuestro talento es algo que deja huella? ¿Es algo que importe y que, aunque sea algo pequeño, sirva para mejorar nuestro entorno?¿Es algo que le de sentido a nuestra vida?¿Cómo somos capaces de conectar lo que hacemos con lo que somos?

Nuestra #MarcaPersonal es el reflejo de esa huella que dejamos en otros. Es algo memorable que perdura a lo largo del tiempo porque genera emociones y sentimientos muy potentes. Es algo que procede del interior, es, sencillamente,… TÚ, y es ejemplo de vida.

Desde la coherencia entre lo que dices y lo que haces, siéntete orgulloso por ser semilla y abono para que otros también inicien un camino de descubrimiento de esa huella, su propia huella, que todo impregna a nuestro alrededor.

En un mundo plagado de mediocridad, que la búsqueda de tu grandeza al servicio de otros, sea tu principal fuerza motriz.

Semilla de Grandeza

ELEVA EL MENSAJE

No es necesario hablar más alto. No es necesario ser más incisivo. No es necesario repetirlo mil y una vez. Ni tan siquiera, es necesario agitar compulsivamente tus brazos para dar más fuerza a lo que dices.

No es sólo lo que dices y cómo lo dices, sino el «mensaje resonante» que subyace debajo de todo ello.

Tal vez, con que seas capaz de conectar lo que quieres decir con lo que necesita escuchar tu interlocutor, sea mucho más que suficiente…

No eleves la Voz, eleva el Mensaje.

¿CUECES O ENRIQUECES?

Vivimos en un entorno en el que estamos rodeados de todo tipo de estímulos. Tanto es así, que llega un momento en el que estamos completamente saturados, hasta el punto de hacernos «impermeables» a todo tipo de mensajes que nos llegan por los más variados canales.

La lucha por la atención del consumidor/cliente/usuario/comprador es el «caballo de batalla» de los departamentos de marketing de las grandes Compañías y por toda suerte de profesionales independientes expertos en todo tipo de temáticas.

Con tantísimo «ruido» en los mercados y en los canales de comunicación, captar la atención del cliente potencial es una absoluta prioridad, pues abre una posibilidad real a la venta de productos y servicios.

Así las cosas, en el ámbito de la atención hemos pasado de la interrupción (anuncios) a la atracción (contenidos).

La primera, genera incomodidad y, salvo que dichos anuncios/interrupciones tengan algo valioso para alguien, la sensación generada es de molestia y ruido.

La segunda, implica la generación de contenidos de valor para aquellos a los que reclamamos atención. En primera persona, esto conlleva conocer cuál es nuestra aportación al mundo, comunicarla de manera atractiva y útil, y conocer bien a quién le resuelve un problema y, por tanto, le puede ser de utilidad.

Y tú, para ser profesionalmente atractivo ¿sabes bien qué aportas, cómo lo aportas y a quién lo aportas?

Recuerda que tu #MarcaPersonal está en juego con cada aportación que haces al mundo, por lo que plantéate lo siguiente: en esto de la atención, tú, ¿Cueces o Enriqueces?

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¿INTÉRPRETE O COMPOSITOR?

La vida es como la música: Melodías, canciones, acordes, ritmos… Todos ellos generados en un momento de inspiración de alguien que quiso plasmar, en notas musicales, un sentimiento, un pensamiento, una sensación, una emoción, una historia… capaz de tocar el alma de sus congéneres, en cualquiera de sus manifestaciones (lágrimas, alegría, rabia, nostalgia,…)

Aunque cada uno de nosotros puede decidir interpretar la música que alguien ha compuesto, haciéndola suya, y pueda sonar realmente bien, no está sino “versionando el mensaje” de otra persona.

Por supuesto que una bella melodía merece ser propagada a los cuatro vientos para ser escuchada y disfrutada por el máximo de personas posible, sin embargo, ¿no sería maravilloso mostrar al mundo tu propia melodía? ¿Aquella que emana de ti, que expresa quién eres y que pone de manifiesto tu esencia? ¿Aquella que muestra tu autenticidad, tu mensaje, tu visión del mundo y de tu pequeño universo interior? Tal vez no vaya a pasar a la historia como la melodía más bella jamás compuesta, pero sí servirá para dejar tu legado, tu contribución al mundo. Tal vez, con que consiga derramar una sola lágrima, esbozar una simple sonrisa o provocar un fugaz baile, ya habrá merecido la pena.

Hay verdaderos maestros de la interpretación; francamente necesarios, pero también necesitamos de muchos, muchos compositores ¿te atreves?

interprete-o-compositor

DOS CAMINOS…

La vida que en estos momentos vivimos es el resultado de las diferentes decisiones que, día tras día, hemos ido tomando. Cada situación pasada nos ha exigido tener que elegir y decantarnos en una dirección o en otra. Así, cada elección que hemos realizado la hemos llevado a efecto con la sana intención de que era la mejor alternativa posible en base a la información que teníamos en ese momento.

Uno de los mayores dones que tenemos los seres humanos es la libertad interior de elegir. Es decir, no podemos elegir las circunstancias que nos rodean, muchas de las cuales nos vienen impuestas, sin embargo sí podemos elegir cómo afrontar dichas circunstancias. En otras palabras, «no podemos elegir las cartas que nos tocan en el juego, pero sí cómo jugarlas».

Así pues, si importante es la fuerza interior para responder ante el entorno, utilizando de manera sabia qué respuesta es la más adecuada a cada momento, no menos importante es elegir hacia dónde dirijo esa energía vital: ¿Cual es tu destino, la mediocridad o la grandeza?

Además de pertrecharnos con nuestra responsabilidad personal de hacer que las cosas sucedan (aquello que de verdad queremos que suceda), el siguiente paso es el camino a elegir. En ese sentido, la opción más cómoda, la más conocida, la más «segura» es la que te lleva por el camino habitual, por el camino más transitado, por el lugar en el que el riesgo es menor (o casi inexistente), por el lugar por el que la mayoría transita… Este camino está plagado de condicionamientos sociales y de planteamientos que te mantienen dentro del rebaño, adormecido, siendo uno más en la masa.

Sin embargo, en esa elección al alcance de nuestra mano, existen otros caminos: Caminos inexplorados, caminos aparentemente oscuros. Caminos inciertos que nos generan miedo y siembran dudas. ¿Qué pasaría si te salieses de la masa y decidieras elegir el camino menos transitado?¿Qué pasaría si ese camino siempre hubiera estado allí, esperándote, para crearse contigo?¿Qué pasaría si ese camino te ofreciera un argumento vital y te llevase a explorar quién eres y para qué estás aquí?

Dos caminos, muchos caminos, o sólo uno. Sea como fuere… tú eliges.
Dos caminos

GENIAL… ¡¡¡SOY UN FRACASADO!!!

Vivimos en una Sociedad marcada por una ola de excesivo positivismo y de «buenrollismo» que ha derivado en una permanente impostura de «todo va bien», de «no hay fracasos sino aprendizajes», de una desmedida sobreprotección ante «lo doloroso», de una evitación manifiesta de la «frustración ante lo que no me sale bien», etc…

Ahora que utilizamos todo tipo de técnicas avanzadas de comunicación para poner en positivo el lenguaje y no utilizar determinados términos «limitantes» es cuando más orgulloso estoy de poder decir que yo SOY UN FRACASADO.

Sí, me he equivocado en infinidad de ocasiones, he hecho las cosas mal muchas veces. Lo bueno es que eso me ha convertido en la persona que soy. Me ha hecho más fuerte, más resistente y más tolerante ante la frustración de, en ocasiones, no conseguir las cosas que quieres en el momento que quieres.. En definitiva, me ha permitido crecer y madurar.

Lo bueno de reconocer que has fracasado, que fracasas y que lo seguirás haciendo, es que es una buena forma de liberarse de la superficialidad por no tener que demostrar cada día que eres perfecto.

Bendita imperfección…

Genial soy un fracasado

EXPERTO EN MIEDO

Todos somos seres humanos únicos e irrepetibles. Nuestra historia personal, nuestros conocimientos adquiridos a lo largo de nuestra vida, nuestra educación, nuestra cultura, lo que hemos aprendido y a quien hemos conocido nos han configurado como las personas que hoy somos. Esencialmente diferentes.

En esta travesía, nos hemos ido pertrechando de habilidades y talentos que nos han configurado como personas capaces de hacer bien algunas cosas. Eso sí, unas mejor que otras.

Si bien nos llegamos a conceder la consideración de personas aptas, válidas para ejecutar, de manera aceptable, las tareas a las que nos enfrentamos a diario, también solemos tender, en un buen número de ocasiones, a sentirnos incapaces de obtener un resultado «digno».

De ese modo, con más frecuencia de la deseable, solemos sentirnos atenazados por nuestros propios miedos a la hora de desplegar nuestras habilidades y capacidades, en vez de dar rienda suelta a nuestra pericia y disfrutar de un camino y unos resultados excepcionales.

Deja que el «experto» que hay en ti se centre en tu pericia, no en el miedo a desplegarla.

Experto en el miedo

LIBERTAD CREATIVA, PERO «ORIENTADA»

«Es paradójico, generalmente demandamos mucha libertad para poder mostrar nuestra creatividad. Sin embargo, baste un folio en blanco (como símbolo de libertad plena para hacer lo que quieras) para comprobar lo difícil que es plasmar algo diferente.

En realidad, necesitamos un foco, un sentido, un objetivo, un «algo concreto» sobre lo que trabajar, sobre lo que orientar nuestras ideas, nuestro potencial creativo. Es por ello que es necesario definir y focalizar nuestros esfuerzos. Es por ello que es tan necesario marcarse objetivos tangibles.

Así, marca primero tus horizontes, personales y profesionales, y pon a trabajar toda tu creatividad en hacer de ello algo real. Convierte un anhelo, un deseo, una meta en una fuente de inspiración para ti y pondrás lo mejor que tienes al servicio de tus sueños.

Libertad creativa