VIDAS CORRIENTES

Qué fácil es vivir vidas «corrientes». En realidad, no hay que hacer demasiados esfuerzos, tan solo dejarse llevar por lo que se espera de uno y, ya está, lo tienes hecho.

Una vida corriente pasa por ser una persona sencillamente correcta.

No me malinterpretes, ser correcto está bien. Ser correcto implica educación, implica ser una persona cumplidora, estar a la altura de las expectativas de aquellos que te rodean. De hecho, estamos rodeados de personas correctas, y eso es agradable. A todos nos gusta tenerlas cerca.

Una vida corriente parece no estar sujeta a demasiados sobresaltos, ¿verdad? Da la sensación de relativo control sobre las cosas en las que uno está involucrado. Una vida corriente parece tener sus rutinas muy bien establecidas, con resultados aparentemente previsibles.

En lo corriente parece que la vida pasa por ti en vez de tú pasar por la vida.

Desde esa perspectiva, si tu vida es una vida con encefalograma plano, parece evidente pensar que nuestras vivencias, nuestras experiencias vitales nos llevarán a no tener historias especialmente emocionantes. Si tuviera que asignarles un color, el primero que me viene a la cabeza es el gris.

Si lo pensamos con cierta quietud, nuestra presencia en el mundo es un regalo que nos ha sido concedido a todos y cada uno de nosotros. Si contáramos el tiempo como en un reloj de arena, cada granito que cae hacia el otro lado es algo ínfimo, casi imperceptible por momentos, pero que va acumulando una historia que habla de cómo hemos decidido invertir nuestro tiempo aquí y ahora.

Así, trata de salirte de los caminos marcados por otros para poder explorar los tuyos propios. Trata de romper, desde el respeto a todo y a todos, con los convencionalismos y con lo preestablecido para imbuirte de las personas, de las situaciones, de la naturaleza, de la espiritualidad y de tu conexión con algo más grande que tú.

Es ahora, justo ahora, el momento de mirar dentro de ti y de emocionarte y vibrar con cada granito de arena que se desliza hacia abajo (o hacia arriba, según lo quieras ver). Elévate para disfrutar y tratar de crear nuevas realidades que sean recordadas. Ilumínate para iluminar a otros y que el día en el que se atisbe tu marcha sientas, desde lo más profundo, que tu vida no mereció la pena, sino la alegría de vivirla.

 

Vidas Corrientes

 

 

 

2 comentarios en “VIDAS CORRIENTES

  1. Me hace gracia que la gente hable de “vida corriente”, “zona de confort”, “estabilidad” y encima tenga esa connotación negativa. Para empezar, una zona de confort es MUY difícil de conseguir, es una aspiración, hay que pasar muchos miedos y luchar para tenerla, como para encima desvalorizarla o querer salir de ella una vez que se consigue. ¿Cuántas personas pueden decir: estoy al 100% en mi zona de confort? Yo conozco a ninguna, todas están luchando a diario contra sus fantasmas internos, sus ansiedades, llegar a fin de mes, que a su familia no le falte de nada, que su trabajo sea digno y motivador, en definitiva ser feliz. Y la felicidad es más importante que tener una vida apasionante o no. Ojalá yo tuviera una vida corriente (sin tono despectivo) y pudiera estar relajada y tranquila, para mi eso no será de color gris, sino que me sentiré en el mismísimo paraíso. El perfeccionismo y la ambición nos matará de infelicidad y creer que tener una vida corriente es algo malo es que ha vivido acomodado toda la vida sin saber lo que es el sufrimiento y la lucha constante por conseguir esa paz.

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    1. Hola Laura, gracias por tus letras.

      Cuando hago referencia a una vida corriente, no lo hago en tono despectivo, en ningún caso. Todos buscamos la forma de ser felices y la seguridad es lo primero que necesitamos.

      Hablo de personas correctas. Personas que, como señalo, no solo necesitamos, sino que nos gusta tener cerca. Nuevamente, nos aportan estabilidad.

      Más allá de la interpretación y la connotación que para cada uno de nosotros tenga la idea de una vida corriente, mi reflexión no va orientada a crear «una gran vida», una vida de cine o de luces de neón, sino a ser capaces de ponerle a nuestra actual situación algo de «pimienta», algo que nos espolee, que nos emocione. Algo que nos permita vibrar. Y, bajo mi punto de vista (y bajo mi propia vivencia, nada acomodada, te lo aseguro) para eso hay que salirse, de vez en cuando, de lo rutinario, de lo que hacemos cada día de manera recurrente.

      Son cosas simples; ir a lugares distintos, conocer personas distintas, leer libros distintos… ya ves, cosas «corrientes», pero diferentes a las que hacemos cada uno de nosotros cada día. Y no porque esté mal hacerlo, sino porque nos ayudará a expandir (aunque sea un poquito), nuestros propios límites. Esos que están atenazados por nuestros miedos e inseguridades.

      Coincido contigo en que el perfeccionismo nos puede llevar a la infelicidad, por eso, bendigo la imperfección (la que tú elijas).

      Bueno, no era más que una reflexión (como te digo, nunca en tono de crítica a nadie).

      Te agradezco que te hayas acerca a este espacio y hayas compartido también tus reflexiones. Mucha suerte en tu búsqueda.

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