Vivimos en un entorno en el que estamos rodeados de todo tipo de estímulos. Tanto es así, que llega un momento en el que estamos completamente saturados, hasta el punto de hacernos «impermeables» a todo tipo de mensajes que nos llegan por los más variados canales.
La lucha por la atención del consumidor/cliente/usuario/comprador es el «caballo de batalla» de los departamentos de marketing de las grandes Compañías y por toda suerte de profesionales independientes expertos en todo tipo de temáticas.
Con tantísimo «ruido» en los mercados y en los canales de comunicación, captar la atención del cliente potencial es una absoluta prioridad, pues abre una posibilidad real a la venta de productos y servicios.
Así las cosas, en el ámbito de la atención hemos pasado de la interrupción (anuncios) a la atracción (contenidos).
La primera, genera incomodidad y, salvo que dichos anuncios/interrupciones tengan algo valioso para alguien, la sensación generada es de molestia y ruido.
La segunda, implica la generación de contenidos de valor para aquellos a los que reclamamos atención. En primera persona, esto conlleva conocer cuál es nuestra aportación al mundo, comunicarla de manera atractiva y útil, y conocer bien a quién le resuelve un problema y, por tanto, le puede ser de utilidad.
Y tú, para ser profesionalmente atractivo ¿sabes bien qué aportas, cómo lo aportas y a quién lo aportas?
Recuerda que tu #MarcaPersonal está en juego con cada aportación que haces al mundo, por lo que plantéate lo siguiente: en esto de la atención, tú, ¿Cueces o Enriqueces?