LA SEMILLA DE LA GRANDEZA

Al nacer, todos llevamos la Semilla de la Grandeza en nuestro interior. Así, si la plantamos en un suelo rico en nutrientes y le damos el agua, la luz y el calor adecuados, dicha semilla alcanzará las cotas de grandeza para las que fue concebida.

De ese modo, cuando una persona es acompañada por otros en el camino a su propio desarrollo y recibe una educación orientada a hacer crecer su mente, su corazón y su espíritu, es capaz de conectar con fuentes de inspiración que le recuerdan el verdadero potencial de su naturaleza. No está hecha la vida para transitarla solos.

El paso del potencial a la realidad, en términos terrenales, implica hacer. Implica traducir a acciones concretas y específicas los dones que nos han sido concedidos, para ponerlos al servicio de cualquier problemática que nos rodea, de cualquier persona que nos necesite.

En definitiva, somos lo que hacemos. Y ¿Aquello en lo que ponemos nuestra energía, nuestra ilusión y nuestro talento es algo que deja huella? ¿Es algo que importe y que, aunque sea algo pequeño, sirva para mejorar nuestro entorno?¿Es algo que le de sentido a nuestra vida?¿Cómo somos capaces de conectar lo que hacemos con lo que somos?

Nuestra #MarcaPersonal es el reflejo de esa huella que dejamos en otros. Es algo memorable que perdura a lo largo del tiempo porque genera emociones y sentimientos muy potentes. Es algo que procede del interior, es, sencillamente,… TÚ, y es ejemplo de vida.

Desde la coherencia entre lo que dices y lo que haces, siéntete orgulloso por ser semilla y abono para que otros también inicien un camino de descubrimiento de esa huella, su propia huella, que todo impregna a nuestro alrededor.

En un mundo plagado de mediocridad, que la búsqueda de tu grandeza al servicio de otros, sea tu principal fuerza motriz.

Semilla de Grandeza

PERSPECTIVA DE LA VIDA

Todos hemos experimentado, en alguna ocasión, algún tipo de situación que nos ha generado malestar, dolor, frustración, impotencia… En definitiva, algún tipo de pensamiento, sentimiento o emoción negativa.

Lo cierto es que, cada situación experimentada por cualquier persona, es percibida de manera diferente en función de la persona que la experimenta. Esto se debe a la «mochila» que cada uno de nosotros lleva a su espalda. Dicha mochila nos acompaña desde siempre, y alberga todo aquello que nos configura como persona. Entre otras cosas, gran cantidad de paradigmas y de creencias, tanto limitantes como potenciadoras, que nos convierten en las personas que somos e influyen en la interpretación que hacemos de la realidad que experimentamos.

Así, en función de nuestra mochila y su contenido, vivimos con una intensidad determinada lo que acontece en nuestra vida. Para bien o para mal.

Al mismo tiempo, lo que nos decimos a nosotros mismos (nuestras representaciones mentales) en cada situación está íntimamente relacionado con cómo de involucrados estamos en dicha situación.

Estar en el centro de lo que ocurre, distorsiona fácilmente nuestra capacidad de ver, pensar y sentir con claridad en dicha situación.

De hecho, nos resulta mucho más sencillo analizar y racionalizar lo que le ocurre a otras personas, pues lo vemos desde fuera, en la distancia.

Dos claves nos pueden ser útiles para tratar de racionalizar y relativizar las emociones que nos genera el hecho de estar involucrados en una situación compleja:

  1. Cuestionar permanentemente nuestras creencias acerca de lo que pensamos. Para ello, nada mejor que conectar tu vida a otras personas o experiencias. Para cuestionar lo que pensamos, es muy interesante relacionarse y conocer a personas nuevas, con otras formas de pensar, con otras formas de expresarse, con otras experiencias vitales y culturas diferentes, viajar a otros lugares o visitar nuevos entornos, más innovadores y rupturistas. Desde esa interrelación, podremos experimentar y expandir nuestros propios límites y darnos cuenta de la inmensidad de opciones que la vida nos proporciona, más allá de aquello que aprendimos en un momento de nuestro propio proceso de aprendizaje.
  2. Tomar Perspectiva. En este sentido, tomar perspectiva implica tomar distancia de lo que ocurre para tener una visión más clara, más integral de todo lo que está aconteciendo.

    De ese modo, hay tres ejes en los que tomar distancia: Físico, Emocional y Temporal.

PERSPECTIVA EJES CARTESIANOS

  • Distancia Física: Como hemos señalado, cuando nos separamos físicamente de las cosas tenemos un mayor ángulo de visión para entender los acontecimientos que estamos observando, de manera global. Ya hemos dicho que estar en el centro de todo, además de darnos una visión muy parcial, puede nublar nuestra capacidad de observación. Así, la propuesta en este caso, es «elevarse» físicamente lo más posible para tener esa «vista elevada» que permite, como a las aves, dominar el entorno y entender las interconexiones que se producen entre todos los elementos del sistema.
  • Distancia Emocional: Como hemos señalado, estar físicamente en el centro de una situación nos impide ver con claridad dichos acontecimientos. De la misma manera, cuando nos dejamos «embargar» por las emociones es sencillo perder nuestro Norte. Así pues, tomar distancia de nuestras emociones, una vez que le hemos dado espacio para ser experimentadas sin ser juzgadas, es una manera de racionalizar la situación vivida. Separarse de la emoción, permite observarla y no identificarte con ella, pudiendo gestionarla de una manera más adaptativa e inteligente a nuestro propósito.
  • Distancia Temporal: Finalmente, el tiempo es un elemento que permite dimensionar las experiencias vividas. Cuando damos espacio de tiempo y volvemos la mirada hacia atrás, nos damos cuenta que esa distancia temporal atenúa significativamente en nosotros los efectos físicos, pero, sobretodo, emocionales.

Tomarse tiempo, permite relativizar y darle su justa importancia a las situaciones que vivimos. Hasta el punto de parecernos ajenas.

Así, el cuestionar lo que creemos sometiéndolo a una experiencia más amplia, variada y expansiva, y, tomar distancia de las situaciones, desde un plano físico, emocional y temporal, puede conseguir, paradójicamente, que te alejes de todo para conectar mucho mejor contigo.

Ya lo sabes… dale perspectiva a tu vida…

PERSPECTIVA

ESTAR VIVO

Hay personas que siguen esperando su mejor momento… Personas que viven en un permanente síndrome de la felicidad aplazada, con el convencimiento de que serán más felices cuando… terminen sus estudios, cuando conozcan a la persona perfecta, cuando encuentren un trabajo mejor, cuando sus hijos crezcan, etc…

No le des más vueltas… el mejor momento de la vida es, ni más ni menos, que disfrutar el momento presente, aquí y ahora. No dejes que se te escape la vida que hoy tienes anhelando un futuro que cuando se convierta en presente te deje, de nuevo, en la casilla de salida.

¡¡¡Feliz Ahora!!!

ESTAR VIVO

PAZ INTERIOR

Dicen, algunos con argumentos científicos y otros comerciales, que el tercer lunes del año es el día más triste del año. Le llaman Blue Monday y tiene un marcado espíritu comercial para paliar la tristeza a través del consumo.

Bueno, sea para ese día o para cualquier otro día de nuestra vida, hay recetas más baratas para «salir del agujero» basadas en expresiones tan comunes como sanadoras…

¡Feliz lunes de «tristeza»!

ELEVA EL MENSAJE

No es necesario hablar más alto. No es necesario ser más incisivo. No es necesario repetirlo mil y una vez. Ni tan siquiera, es necesario agitar compulsivamente tus brazos para dar más fuerza a lo que dices.

No es sólo lo que dices y cómo lo dices, sino el «mensaje resonante» que subyace debajo de todo ello.

Tal vez, con que seas capaz de conectar lo que quieres decir con lo que necesita escuchar tu interlocutor, sea mucho más que suficiente…

No eleves la Voz, eleva el Mensaje.

BELLEZA IMPERFECTA

No hay ningún problema en tratar de buscar la perfección. El problema es no tolerar la imperfección… Como seres imperfectos que somos, no tolerar la imperfección implica no tolerarnos a nosotros mismos.

Como defiende la filosofía japonesa «WABI SABI», que hace referencia a la belleza de lo imperfecto, defectuoso o inacabado, cultiva todo lo que es auténtico, reconociendo tres realidades: nada es eterno, nada está completo y nada es perfecto.

Así pues, parece que con la mirada adecuada, nuestras imperfecciones resaltan lo que nos hace diferentes, lo que nos hace auténticos y nuestra belleza singular.