APORTA O APARTA

No hace falta llegar a la “adultez” (madurez adulta) para realizar esos grandes manifiestos relativos a que “a estas alturas de la vida te importa un pimiento tal o cuál cosa”.

Parece que, hasta que no llegamos a determinada edad, en la que se empiezan a peinar canas y nuestro rostro comienza a perder su firmeza, no tenemos la clarividencia o la coherencia (o las narices) de enfrentarnos a todo aquello que, de una u otra manera, nos incomoda o nos ha incomodado durante toda la vida.

Se da la paradoja de que cuando desaparece la firmeza de la piel aparece la firmeza del carácter. ¿Hace falta esperar hasta entonces para eliminar de tu vida todo aquello que no te aporta?

Pasamos gran parte de nuestra vida tratando de seguir todo tipo de normas y de convencionalismos sociales que nos conducen por el camino de lo transitado, de lo conocido, de lo esperado. A lo largo de nuestra trayectoria vital vamos acumulando una gran cantidad de vivencias marcadas por los “deberías de” o por los “tendrías que”.

Hemos pasado mucho tiempo haciendo cosas más por el “qué dirán” que por que fuese algo que realmente queríamos hacer. Es verdad que somos seres sociales, educados en el respeto a las normas de convivencia, sin embargo, si ya lo has descubierto, no hace falta esperar a tus arrugas para decir “basta ya”, “hasta aquí he llegado”.

Si ya sabes qué cosas no te aportan en tu vida, cualquier momento es bueno para eliminarlas de tu camino. Ten el coraje, toma las riendas y siéntete libre para decir: Aparta.

Aporta o Aparta