Como todo en la vida, cada situación que se presenta ante nosotros es interpretable a nivel individual. El tipo de persona que soy es la que otorga a cada situación una carga emocional que hace que dicha situación sea vivida desde un perspectiva más o menos positiva (o negativa).
Desde lo más ancestral de nuestro ser, desde nuestro cerebro reptiliano, buscamos con desesperación la seguridad, la certeza, para asegurar nuestra perdurabilidad y supervivencia a lo largo del tiempo. Dicha seguridad nos permite predecir qué va a suceder, y, por tanto, genera en cada uno de nosotros una sensación de control, de dominio, sobre los acontecimientos. Sabemos qué es lo que ocurre ante tal o cual comportamiento (o ausencia del mismo).
Sin embargo, ante entornos o situaciones poco controlables, poco predecibles, el resultado de lo que puede suceder puede ser cualquiera. Esta visión de los acontecimientos la podemos vivir en clave de amenaza (a vueltas con las interpretaciones personales y con nuestra zona de confort) o en clave de apertura a cualquier oportunidad.
“Un mundo inseguro es como una puerta multidimensional hacia un Universo de oportunidades y múltiples posibilidades”.
Haz de tu vida un vuelo en globo, el cuál te permite cierto control y manejo de la dirección hacia la que quieres ir, y, al mismo tiempo, está sujeto al capricho de los elementos de la naturaleza para dejarse llevar y explorar lugares remotos, desconocidos. Siéntete libre de soltar amarras para dejarte sorprender por la deriva de la vida. Tal vez, en una de esas derivas, encuentres tu lugar soñado.
¿Quién sabe? Todo es posible…