VIAJE A NINGÚN LUGAR

Como todo en la vida, cada situación que se presenta ante nosotros es interpretable a nivel individual. El tipo de persona que soy es la que otorga a cada situación una carga emocional que hace que dicha situación sea vivida desde un perspectiva más o menos positiva (o negativa).

Desde lo más ancestral de nuestro ser, desde nuestro cerebro reptiliano, buscamos con desesperación la seguridad, la certeza, para asegurar nuestra perdurabilidad y supervivencia a lo largo del tiempo. Dicha seguridad nos permite predecir qué va a suceder, y, por tanto, genera en cada uno de nosotros una sensación de control, de dominio, sobre los acontecimientos. Sabemos qué es lo que ocurre ante tal o cual comportamiento (o ausencia del mismo).

Sin embargo, ante entornos o situaciones poco controlables, poco predecibles, el resultado de lo que puede suceder puede ser cualquiera. Esta visión de los acontecimientos la podemos vivir en clave de amenaza (a vueltas con las interpretaciones personales y con nuestra zona de confort) o en clave de apertura a cualquier oportunidad.

“Un mundo inseguro es como una puerta multidimensional hacia un Universo de oportunidades y múltiples posibilidades”.

Haz de tu vida un vuelo en globo, el cuál te permite cierto control y manejo de la dirección hacia la que quieres ir, y, al mismo tiempo, está sujeto al capricho de los elementos de la naturaleza para dejarse llevar y explorar lugares remotos, desconocidos. Siéntete libre de soltar amarras para dejarte sorprender por la deriva de la vida. Tal vez, en una de esas derivas, encuentres tu lugar soñado.

¿Quién sabe? Todo es posible…

Viaje a ningún lugar

VIDAS CORRIENTES

Qué fácil es vivir vidas «corrientes». En realidad, no hay que hacer demasiados esfuerzos, tan solo dejarse llevar por lo que se espera de uno y, ya está, lo tienes hecho.

Una vida corriente pasa por ser una persona sencillamente correcta.

No me malinterpretes, ser correcto está bien. Ser correcto implica educación, implica ser una persona cumplidora, estar a la altura de las expectativas de aquellos que te rodean. De hecho, estamos rodeados de personas correctas, y eso es agradable. A todos nos gusta tenerlas cerca.

Una vida corriente parece no estar sujeta a demasiados sobresaltos, ¿verdad? Da la sensación de relativo control sobre las cosas en las que uno está involucrado. Una vida corriente parece tener sus rutinas muy bien establecidas, con resultados aparentemente previsibles.

En lo corriente parece que la vida pasa por ti en vez de tú pasar por la vida.

Desde esa perspectiva, si tu vida es una vida con encefalograma plano, parece evidente pensar que nuestras vivencias, nuestras experiencias vitales nos llevarán a no tener historias especialmente emocionantes. Si tuviera que asignarles un color, el primero que me viene a la cabeza es el gris.

Si lo pensamos con cierta quietud, nuestra presencia en el mundo es un regalo que nos ha sido concedido a todos y cada uno de nosotros. Si contáramos el tiempo como en un reloj de arena, cada granito que cae hacia el otro lado es algo ínfimo, casi imperceptible por momentos, pero que va acumulando una historia que habla de cómo hemos decidido invertir nuestro tiempo aquí y ahora.

Así, trata de salirte de los caminos marcados por otros para poder explorar los tuyos propios. Trata de romper, desde el respeto a todo y a todos, con los convencionalismos y con lo preestablecido para imbuirte de las personas, de las situaciones, de la naturaleza, de la espiritualidad y de tu conexión con algo más grande que tú.

Es ahora, justo ahora, el momento de mirar dentro de ti y de emocionarte y vibrar con cada granito de arena que se desliza hacia abajo (o hacia arriba, según lo quieras ver). Elévate para disfrutar y tratar de crear nuevas realidades que sean recordadas. Ilumínate para iluminar a otros y que el día en el que se atisbe tu marcha sientas, desde lo más profundo, que tu vida no mereció la pena, sino la alegría de vivirla.

 

Vidas Corrientes