EL COLOCADOR DE ÁRBOLES

Todos hemos leído o escuchado alguna vez la clásica frase: «que los árboles no te impidan ver el bosque».

Esta expresión, la utilizamos habitualmente para referirnos a cómo, en muchas más ocasiones de las deseables, nos dejamos embaucar por lo accesorio, por lo que no es importante de las cosas, por lo superficial de las situaciones.

Son muchos los «árboles» que, a diario, distraen nuestra atención y nos alejan de la verdadera esencia del bosque, de aquello nuclear, de aquello que conecta con quiénes somos.

Ahora bien, es interesante vernos a nosotros mismos (metafóricamente hablando) con un machete, tratando de ir eliminando la maleza a nuestro paso con el objetivo de limpiar el camino y tomar dimensión de la grandeza de nuestro bosque. Sin embargo, pocas veces hemos reparado en que, con mucha frecuencia, somos nosotros los que boicoteamos nuestra propia marcha al ir colocando, de manera intencionada (aunque inconsciente), todo tipo de obstáculos que nos hacen complicado tomar perspectiva.

A lo largo de nuestra vida, en ocasiones, nos hemos visto atrapados por una poblada vegetación fruto de las»semillas de la confusión» que plantamos alguna vez a nuestro paso.

Así pues, si quieres disfrutar de la plenitud de tu bosque, empieza por preguntarte qué «árboles» colocaste tú mismo en el camino. Qué barreras te has creado ante tí para entretener tu mirada y no poder ver, con claridad, lo esencial de tu vida. Es el momento de derribarlos y recrearte por una senda limpia y abierta, …

La esencia del bosque

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